Sanacion con Cristales

Sanar con  Cristales es una herramienta terapéutica que integra en su trabajo la luz, el color y la perfección de las formas geométricas que el reino mineral proporciona para ayudarnos a equilibrar todos los aspectos de nuestro ser. Tienen la posibilidad de conectarse e interactuar con los cuerpos físicos, mental, emocional y espiritual. Esto sucede así, al colocar las piedras correspondientes, en cada uno de los chakras o centros de energía dispuestos a lo largo del cuerpo. Las propiedades de cada cristal actuarán en cada chakra con un propósito determinado. Cuando los chakras se activan y el aura o campo de fuerza electromagnética que rodea el cuerpo se va cargando con la energía de las piedras, es posible acceder a niveles más sutiles de conciencia y llegar al núcleo de los bloqueos. Al aplicar las piedras sobre el cuerpo, se ponen en movimiento caudales de información energética, útiles para este estilo de búsqueda interior.  Se abordan las zonas bloqueadas, las emociones estancadas, los patrones mentales rígidos o caducados y, fundamentalmente, los cristales nos ayudan a expandir nuestra conciencia, sin juzgar ni calificar. Mediante el vínculo entre paciente y terapeuta se puede ir accediendo al conocimiento y entendimiento de uno mismo en otros niveles de conciencia, despertando y profundizando la energía sanadora que todos llevamos dentro.
Cuando se ponen en sintonía los cuerpos, todo lo que estaba oculto, olvidado o negado tiene la posibilidad de emerger sin ser intrusito, ya que cada uno participa de un modo conciente en el proceso sanador. Siempre que nos encontramos en un proceso de sanación profunda, tenemos la oportunidad de elegir cómo y hasta donde acceder a esa información que está dentro de nosotros. A través de la Sanación con Cristales podemos recrear la pista de cualquier enfermedad física, descubriendo los códigos emocionales implícitos en la enfermedad y los patrones mentales que fueron generando dicho estado de salud. También es posible prevenir, pues toda desarmonía comienza en los cuerpos sutiles, y el cuerpo físico es el último de los llamados de atención.